De Juan Carlos Navarro está todo escrito. Su influencia en el baloncesto nacional e internacional supera los límites y siempre será considerado como uno de los mejores jugadores de la historia del basket europeo.
'La Bomba' lo ha ganado casi todo. Y siempre siendo una pieza de vital importancia para sus equipos, incluidas las derrotas (no podemos olvidar sus magníficas actuaciones ante EEUU en los Juegos Olímpicos). Una carrera que bien vale recordar durante horas. Anécdotas, hazañas, actuaciones inverosímiles... Mil cuentos que no podríamos agrupar en un post como este.
Es por ello que queremos detenernos en su etapa NBA. En 2007, la leyenda del FC Barcelona hacía las maletas y se marchaba a Memphis y vivir la experiencia junto a su gran amigo Pau Gasol. Con el 2 a la espalda, Navarro se hizo un nombre en los Grizzlies y en la NBA.
Grizzlies-Hornets: La derrota más dulce
Nadie dudaba del talento de Navarro, pero en la NBA el nivel físico era muy superior a Europa y su juego tuvo que adaptarse seriamente para seguir siendo peligroso de cara al aro. Por eso, el escolta afinó su muñeca como nunca en su carrera para convertirse en uno de los tiradores principales de su equipo.
El 17 de noviembre de 2007, Memphis Grizzlies se enfrentaba a los New Orleans Hornets de Chris Paul, David West y Pedja Stojakovic, entre otros. Un conjunto con grandes jugadores que cometió el error de subestimar al genio de Sant Feliú de Llobregat.
El partido, que se decantó para los Hornets en la prórroga (120-118), fue un toma y daca constante en el que la figura del internacional español sobresalió por encima de todos sus compañeros, incluido Pau Gasol. Navarro acabó el encuentro con un increíble 8/9 en triples para 28 puntos en su casillero. Recordemos que, por aquel entonces, el triple no estaba tan optimizado como en la NBA actual y se trataba de un recurso recurrente pero tampoco explotado al 100%.
Ocho triples de nueve intentos. Un delgado escolta de apenas 1,90 y sin cartel en América que enchufó como si de una paellera se tratase para comandar a su equipo a una casi victoria histórica.
En ese encuentro, Don Juan Carlos igualó el récord de Jason Kidd (1995) y Chris Duhon (2005) de triples anotados por un 'rookie'. Pero es que Navarro no era un novato cualquiera. En la NBA recibían a uno de los jugadores más laureados y con más respeto ganado de todo el Viejo Continente. El pulso no le iba a temblar.
Pau Gasol, que se dañó el tobillo en aquel encuentro, marchaba al vestuario antes de tiempo y un equipo con jugadores como Rudy Gay o Mike Miller se encomendó a la astucia y acierto de un novato con cara de no romper un plato para plantar cara a CP3 y compañía. Casi nada.
Él solo quiso vivir la experiencia
El periplo NBA de Juan Carlos Navarro solo duró una temporada, pero fue más que suficiente para demostrar -al mundo y a sí mismo- que estaba capacitado de sobra para tener un rol importante en un equipo NBA. Navarro no tenía ningún respeto que ganarse, pues ya lo había ganado cada vez que salía al parqué, y aún así abandonó el Barça por un año para demostrar que sí, que si él quería, habría 'Bomba' para rato en USA.
Tras un verano convulso y con rumores de varias franquicias NBA, Navarro emprendía el viaje de vuelta a su casa, al Palau, como el jugador mejor pagado de la historia de la ACB por aquel entonces.
Un verano más tarde, el escolta se convertía en la pesadilla de Kobe Bryant en la final de los JJOO de Pekín. Pese a la derrota, Navarro fue el líder de nuestro equipo en uno de los mejores partidos de basket que se recuerdan.
En 2010, inmerso en el último gran proyecto exitoso del Barça, levantaba la Euroliga junto a una plantilla de ensueño (Pete Mickeal, Boniface Ndong, Ricky Rubio...) y fue nombrado en el Quinteto Ideal de la ACB. ¿Acaso Navarro no habría tenido una buena carrera NBA? Por supuesto que sí, pero el legado que ha dejado a ambos lados del océano es y será imborrable.
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